Un corte y una quebrada
El vino y turismo bailan un tango en la Quebrada de Humahuaca
Y llegó nuestro tercer viaje vitivinícola, casi «retiro espiritual», combinado entre vinos, muy buena gastronomía, un paisaje inigualable y la mejor compañía. Este año el destino elegido fue la Quebrada de Humahuaca.
Hace pocos años me atrajo el tema de organizar viajes vitivinícolas y ellas, mis amigas, son mis conejitas de indias perfectas, las mejores “clientas” para este tipo de viajes.
Me gustaría recorrer con Ustedes algunas de esas experiencias que quedaron en nuestra retina y nuestros corazones.
Empezamos por un proyecto nuevito, recién salido del horno, Bodega el Bayeh de la familia Manzur, con Daniel a la cabeza y el acompañamiento agroenológico de Matías Michelini. Allí probamos y evaluamos el potencial de la cosecha 2023, un Malbec, un Syrah y Tannat que prometen. Almorzamos en Casa Mocha en Huacalera, del mismo grupo, donde nos deleitaron con riquísimos quesos de cabra de producción propia, empanadas, cabrito y el clásico queso con cayote. Todo regado por unas Criollitas y el Tinto de Purmamarca de Pequeños Parceleros.Este vino está compuesto por variedades como Criolla chica, Criolla grande, Malbec, Cabernet Sauvignon y Merlot cofermentadas, 100% racimo entero y crianza de 10 meses en ánforas de arcilla.
El segundo día tuvimos parte de las Salinas Grandes para nosotras solas en Pristine Camps un Glamping que durante el día abre su restaurante para grupos que no se alojan allí. Si bien parecía que el clima no nos acompañaba, terminamos viviendo lluvia, viento y sol intenso, todo junto en un solo día, que aunque usted no lo crea, sumó un montón a la experiencia. La comida fue un punto alto a destacar, y acá nos acompañaron vinos salteños de Colomé. Nos divertimos sacando las típicas fotos sobre el sinfín blanco y tomando vino rodeadas de un paisaje infinito.
La tercera jornada nos encontró en un lugar mágico, muy energético y acompañadas de una anfitriona de lujo. El sábado 11/11 llegamos a Huichaira Vineyards a 2750 m.s.n.m dónde nos recibió Luz Morcillo de manera tal que nos sintiéramos en nuestra casa.
Se trata de un proyecto espectacular de Alejandro Nieva junto al Colo Sejanovich, Jeff Mausbach y hoy como responsable enológica la Tana Bellincioni.
Más allá de lindísimos viñedos de Malbec, Syrah, Cabernet Franc y futuro Semillón, el lugar es mágico, con una energía superior y futuras obras que darán qué hablar.
Para cerrar tan alta experiencia, comimos entre montañas y viñedos regados por Cielo Arriba 2019 es una cofermentación de Malbec (80%), con racimos de Cabernet Franc (7%) y Syrah (13%). El vino tuvo una crianza de 12 meses en barricones de 500 litros de cuarto y quinto uso.
Un MUST en la visita a la Quebrada jujeña y en los vinos a probar de esta provincia.
No podía faltar nuestra comida en El Nuevo Progreso, allí Florencia Rodriguez y Fernando Fernandez hicieron su magia nuevamente. Debemos destacar una gastronomía con elementos autóctonos sumada a la creatividad y mano de Flor y el Arte de Fer. Allí no nos quedamos atrás con los vinos, a las que les gustan los rosados salió un Rosa de Maimará y para las tinteras un Pasacana, ambos vinos de Fernando Dupont, pionero haciendo vinos en la Quebrada, en su caso en Maimará.
Para cerrar, más allá de nuestras visitas turísticas al Hornocal, Tilcara, Purmamarca, nos hicimos un ratito para tomar un MEGA té en Flor del Pago, lugar altamente recomendable, por su entorno y su gastronomía, sin dejar de lado la calidez en la atención.
Una mención especial a nuestro guía y gurú del NOA, Lucho. Nos deleitó con datos de geografía, historia y sobre todo la cultura originaria del lugar.
Recomiendo enfáticamente la experiencia turística y enogastronómica de la Quebrada, porque Jujuy hoy es mucho más que sus enormes y espectaculares paisajes, es su gente que realmente merece un capítulo aparte, los incipientes proyectos vitivinícolas y turísticos y por supuesto, que si es con amigas, y como las mías, ¡mucho mejor!