La fusión de 2 mundos, un vino que celebra la unión entre diferencias
Por Dolores Lavaque Velasco
Cuando me enteré de la unión entre dos familias vitivinícolas con trayectorias y estilos tan distintos, no pude resistir la curiosidad de conocer su historia completa y probar los vinos que surgieron de esta colaboración.
Bodega López, una de las bodegas más tradicionales y respetadas de Argentina, ha mantenido su legado a lo largo de más de 120 años. Fundada en 1898 por José López Rivas, la bodega ha pasado por cuatro generaciones de la misma familia, hoy liderada por la cuarta y quinta generación, que continúan preservando su tradición y su calidad. López se caracteriza por su respeto por las técnicas clásicas de elaboración de vino, sus largas crianzas y su estilo elegante y equilibrado. La bodega tiene su sede en Maipú, Mendoza, y trabaja con viñedos propios en varias zonas de la provincia, lo que les permite tener un control absoluto sobre todo el proceso productivo.
Por otro lado, Pielihueso, una bodega joven y disruptiva, ha apostado desde sus inicios por propuestas innovadoras en el mundo del vino. Con su espíritu pionero, fue una de las primeras bodegas en Argentina en crear vino naranjo, lo que la catapultó a una rápida expansión. Este proyecto familiar, que comenzó con apenas 900 botellas, ahora produce cerca de 40 mil al año y exporta a mercados como España, Estados Unidos y México.
Juntas, Bodega López y Pielihueso crearon PieliLopez, un rosado que rompe con todas las reglas establecidas. Este vino simboliza la fusión perfecta entre la tradición y la innovación, entre los métodos de crianza de López y la frescura y naturalidad de Pielihueso.
El punto de partida para el PieliLopez fue un rosado natural, elaborado en la bodega de Pielihueso en Los Sauces, Tunuyán, con uvas propias de Malbec, Cabernet Sauvignon y Petit Verdot, criado durante nueve meses en dos toneles antiguos de López de 2.000 y 1.000 litros, restaurados especialmente para este vino.
Decidí probar primero un clásico de López, el Rincón Famoso, 100% Malbec, un rosado con más de 40 años de historia, que refleja perfectamente el estilo de la bodega: aromas frescos y nítidos de frutas rojas, especialmente frutilla, con una gran persistencia en boca. Perfecto para disfrutar bien frío, incluso sin comida. Luego, probé el Pielihueso Rosado Primero, con un 90% de Petit Verdot, 5% de Pinot Noir y 5% de Malbec, un vino más estructurado, natural y fresco, sin sulfitos añadidos, un claro ejemplo del enfoque de mínima intervención de Pielihueso.
Por último, el protagonista de la cata: el PieliLopez. Este rosado, también sin sulfitos, criado durante nueve meses en tonel, ofrece una experiencia única en boca. Su textura suave y compleja, con notas a frutos secos como avellanas y nueces, proviene del contacto prolongado con el oxígeno durante su crianza. También aparece un toque sutil de manzana madura, lo que le aporta un matiz inesperado.
La crianza le otorga al vino un perfil redondeado, donde los sabores evolucionan para crear una experiencia envolvente y equilibrada. Su frescura se entrelaza con las notas más cálidas, y el final prolongado invita a seguir descubriendo cada una de sus capas de sabor. Este vino, fruto de una colaboración entre dos enfoques opuestos pero complementarios, celebra las diferencias y resalta el potencial de lo inesperado.