Tu forma es la forma – Celebramos el Malbec a tu manera

Tu forma es la forma – Celebramos el Malbec a tu manera

Por Dolores Lavaque Velasco

Hay algo mágico en el vino que va más allá de la etiqueta, la copa o la ficha técnica. Hay algo que tiene que ver con la forma en la que lo tomamos, lo compartimos, lo sentimos. Por eso, este año el Malbec World Day nos invita a celebrar con una consigna que me encantó: Your Malbec: share it your way.

Esta propuesta me hizo pensar en algo que escuché desde muy chica en mi casa. Lo decía mi papá, con esa convicción que solo tienen los sabios: “El vino se toma como vos quieras. Con hielo, con soda, solo o con amigos. Mientras lo disfrutes, está bien. Tu forma es la forma.”
Esa frase se me quedó grabada para siempre. Y hoy vuelve, con más sentido que nunca.

El Malbec es nuestro vino más querido, ese que llevamos al corazón y al mundo. Pero no es uno solo. Es muchos. Es el que se toma en una copa de cristal mirando un atardecer. Es el que refresca un almuerzo al sol con soda y hielos. Es el que te acompaña mientras cocinás escuchando tu música favorita. Es ese que abrís sin razón aparente, solo porque sí, porque te dieron ganas.

No importa si preferís uno con cuerpo o uno liviano, uno especiado o uno floral. Lo que importa es el momento. La compañía. El ritual que armás alrededor de ese vino. Tu ritual.

Y si sos como yo, seguro alguna vez tuviste que bancar el comentario de alguien que decía: “¡¿Cómo vas a dejar que tomen ese vino con hielo?!”
Bueno, yo les diría: “Porque es mi vino, y lo disfruto así. Y eso también está bien.”

Hoy hay un Malbec para cada gusto, para cada plan, para cada estilo. Lo importante es que lo sientas tuyo. Que te dé ganas de compartirlo, de abrirlo, de brindar.

Así que este 17 de abril, o el día que quieras, te invito a levantar tu copa, tu vaso, tu copón, tu frasco… lo que tengas a mano. Brindá a tu manera. Y celebrá el Malbec como vos lo vivís: auténtico, libre, tuyo.

Porque al final, lo mejor del vino no está en la forma. Está en el disfrute.
Y el disfrute, cuando es genuino, siempre es perfecto.